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Cazando al ‘depredador’ sexual callejero

Redes sociales e iniciativas artísticas llaman a visualizar y reflexionar sobre el acoso que sufren las mujeres en la calle.

642. Cazando al 'depredador' sexual callejero

Un exhibicionista se masturba en el metro de Nueva York sin apartar la vista de una joven, una veinteañera que vuelve a casa tras una entrevista de trabajo en el Soho. La “espectadora”, Thao Nguyen, decide tomar cartas en el asunto y fotografía al pervertido con su móvil para acudir a la policía y denunciarle. Ante el “no podemos hacer nada” que esgrimen los agentes, la joven publica la foto en Flickr y en varios portales femeninos, se populariza rápidamente en Internet y acaba en la portada del Daily News. Pocos días después, el exhibicionista –que resultó ser el propietario de varios restaurantes vegetarianos de la ciudad– es arrestado tras recibir una docena de denuncias en su contra a raíz de su inesperada fama. Han pasado ocho años desde que esta noticia diese la vuelta al mundo y mucho ha cambiado el activismo contra el acoso callejero tras la iniciativa de esta ciudadana.

Alguna estrategia había que idear para combatir algunas de las situaciones a las que se enfrentan, cada día, las mujeres al salir a la calle: masturbaciones en público, miradas lascivas, silbidos, asedios en plena calle o los mal llamados piropos que se tornan en agresiones verbales e insultos. Saber gestionar este acoso callejero no tiene por qué ser una cuestión de autoaprendizaje. Internet, una vez más, acude al rescate. La red social Hollaback! que funciona en 50 ciudades de 17 países y que se creó por siete ciudadanas de Nueva York a raíz de la experiencia de Nguyen es el mejor ejemplo.

Hannah Prince

Cada vez que a Hanna Prince le acosan por la calle, saca su cámara y fotografía (con permiso) a su acosador. Foto: Hannah Prince

La web permite subir fotografías, colgar vídeos o  marcar en el mapa el punto de la ciudad en el que se ha producido el acoso, describiendo exactamente cómo pasó. Desde Nueva Zelanda a Puerto Rico, miles de mujeres utilizan esta web para apoyarse y ofrecer soluciones. Bajo la premisa «si te sientes intimidada, no lo tomes como un cumplido”, esta red social anima a actuar contra los “depredadores callejeros”. “Lo más habitual es el ‘piropo agresivo’, que se torna sexualmente sugestivo y hasta violento. Los comentarios  sobre la vestimenta son muy comunes, lo que influye a la persona en sus decisiones de cómo vestirse pensando erróneamente que es su culpa si termina siendo acosada”, explica Inti María Tidball-Binz,  directora de Hollaback! en Buenos Aires. Esta diseñadora y comisaria de arte contemporáneo, decidió gestionar la iniciativa en su ciudad porque vio que “necesitaba visibilizar” una realidad para la que no existen “sanciones” en su país.

El falso mito de la noche cerrada y la calle oscura cae para demostrar que lo habitual es ser intimidada a plena luz del día. En la capital argentina, el acoso callejero es especialmente activo en “lugares muy transitados, como el micro-centro o Palermo, una zona con muchos parques. Son zonas donde los acosadores pueden pasar desapercibidos, al esconderse entre la multitud o los árboles”, apunta la directora de Hollaback!

Otra que también ha demostrado que las céntricas calles de una ciudad son escenarios en los que el acoso callejero campa a sus anchas ha sido la directora belga Sofiee Peteers, que revolucionó las redes sociales francófonas al emitir en la televisión RTBF su proyecto final de carrera, el documental Femme de la Rue, donde retrataba el día a día de las mujeres acosadas en las calles de Bruselas.  En pleno siglo XXI, y en la capital administrativa de Europa, las mujeres evitan pasar por determinadas calles, vestir falda o shorts y rehusan el contacto visual con los hombres para no sentirse agredidas.

No sólo en Europa. En el proyecto City of Brother love, la fotógrafa Hannah Price ha conseguido poner rostro a los acosadores callejeros que ella ha tenido que aguantar por las calles de Philadelphia. Cada vez que algún hombre le dice algo, Prince saca su cámara para retratarlo. «Depende da la situación, pero la mayoría de veces me acerco hasta ellos y les pregunto si les puedo hacer una foto. Normalmente aceptan y hablamos sobre nuestras vidas mientras les retrato», explicó en una entrevista concedidaThe Morning News.

Aunque España no está dentro de la lista de ciudades que participan en la red social Hollaback!, las activistas también han llevado a cabo iniciativas de visibilización contra el acoso. Alicia Murillo, “artista multidisciplinar y feminista activista”, puso en marcha el año pasado el proyecto El cazador cazado, donde colgaba vídeos a través de su blog personal. Esta sevillana no se corta en sacar el teléfono móvil si siente agredida en plena calle –ya sea por un solo acosador o un grupo de hombres– y recriminar la actitud del acosador. Su proyecto, muy trolleado por determinados foros masculinos, no gustó a YouTube o Vimeo, y decidieron retirarlos de sus páginas. La revista Píkara, donde Murillo colabora, decidió recopilar todo su trabajo para que no se perdiese.

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«Esta es la documentación de una parte de mi vida, como africana-mexicana-americana, siendo continuamente acosada por las calles de Philadelphia», explica Prince en su web. Foto: Hannah Prince

El límite entre el cumplido y el acoso no parece estar muy claro en la sociedad española, tal y como indica la socióloga y catedrática de la Universidad de A Coruña, Rosa Cobo. “El piropo forma parte de una filosofía masculina sobre las mujeres en las que aparecen en el imaginario como seres sexualizados para los varones. El halago y el piropo aparentemente son muy parecidos. Sin embargo, el subtexto del piropo es la objetualización de la mujer”, explica. Una opinión que comparte la periodista June Fernández, editora de la revista online Pikara. “Que se trate de un bombardeo de piropos aparentemente inofensivos hace que nos acostumbremos a ignorarlos, a intentar que no nos afecten. Pero claro que nos afectan, y callárnoslo genera una impotencia y una rabia contenida que creo que hay que empezar a expresar. Por eso creo que es importante que respondamos cuando nos sintamos con ánimos. Para ello, es fundamental que las mujeres compartamos estrategias de cómo hacer frente a estas pequeñas agresiones”, defiende.

Quizá con estrategias como éstas se pueda llegar a un futuro en el que el acoso callejero sea cosa del pasado. Tal y como vaticina Murillo, “llegará un día en que los hombres entiendan que decirle a una mujer ¡Borreeegaaaaa! a gritos desde un andamio no tiene nada que ver con la seducción. Es una cuestión de sentido común”.

Autora: Noelia Ramírez

Fuente: smoda.elpais.com

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Esta entrada fue publicada en 30/11/2013 por .